“Mataron mi infancia con piedras. Este libro existe como evidencia que ahora camino por encima de ellas. Cada una de estas palabras quiere estar dedicada a tantos apedreados que subsistimos”.

 

Con esta dedicatoria empieza el libro El caminante y el ágora, que Editorial Milenio acaba de publicar como novedad destacada de este mes de febrero. Es el segundo libro que el sello publica con el artista Abel Azcona (Acto de desobediencia). Se trata de un ensayo que es, a la vez, “una pieza performativa y literaria”, en palabras suyas, y que consta de dos partes diferenciadas. En la primera parte, Azcona profundiza en la idea política que supone caminar en consecuencias adversas. En la segunda, el artis­ta materializa este caminar en un proceso real: un viaje de varios días que tuvo lugar en el año 2018 en la ciudad de Barcelona y durante el cual pudo conversar sobre diferentes temas de interés con “dialogantes” tan diversos como Paula Bonet, Manuel Delgado, Bel Olid, Brigitte Vasallo, Tatxo Benet, Salva Rubio, Joan Coll, Mi­reia Boya, Josan Langarita, Sara Montesinos, Martí Albesa, Amer, Josep Giralt, Marga del Campo o Beatriz Talegón.


Según explica el propio Azcona, el origen del volumen se encuentra en otro libro de Editorial Milenio, Libertad de excepción. Ocho voces perseguidas que no han logrado silenciar, un ensayo en el que la autora, Beatriz Talegón, dialoga entorno a la falta de libertad de expresión en España a través de conversaciones con Carles Puigdemont, Valtonyc, Meritxell Serret, César Strawberry, Pablo Hasel, Jordi Cuixart y Abel Azcona. “En mi participación en aquella obra los verbos dialogar, discutir y debatir fueron protagonistas. Y decidí formular una obra literaria más próxima al ensayo, o, mejor aún, más cerca de la imposibilidad de definición. He aquí, la obra que nos ocupa”, explica Azcona.


En El caminante, Azcona reflexiona entorno al concepto de caminar en la vida: sobre el caminar, sobre su vida, sobre su caminar. Esta pieza le permite reflexionar sobre su forma de vivir y entender la vida y sobre su manera de entender el arte. También le sirve para dar a conocer los terribles sucesos que marcaron su infancia y que, inevitablemente, han marcado su manera de ser, su arte, su caminar. “No entrar, no ser, no pertenecer, no aquí, no ahora. Quiero apropiarme de todos los noes. Me perteneces como marca de nacimiento. Mi lugar es el arte y desde este territorio trazo mi rebeldía”, sentencia.


En El ágora, pieza cuyo nombre Azcona elige en referencia al centro social, político y administrativo de la antigua Grecia, el artista reúne a diferentes personalidades del mundo del arte, la cultura, la política y la música para hablar de temas como el feminismo, la teología, la muerte, las religiones, el fascismo o el derecho a la autodeterminación y a la libertad de expresión. En ese viaje a Barcelona que realizó en 2018, “de una manera procesual, errante y casi accidental”, se entremezclan sus pasos por la ciudad condal con encuentros gastronómicos, momentos de in­trospección y sus encuentros con los dialogantes. Todo lo acontecido durante esos días fue minuciosamente recogido en unos diarios y fotografiado, para poder conservar el clima vivido y las palabras formuladas.


“Se trata de dos obras literarias construidas de forma individual, pero al mismo tiempo cruzadas y paralelas. El caminante supone un posicionamiento en la manera de ver y ocupar los espacios, posicionamiento que asumo como propio y como acto introductorio al caminar efectivo que el ágora supone. De esta manera, el caminar político lleva al caminante al ágora del conocimiento. Ambas piezas, como es común en mi obra, surgidas de la experiencia y el acto real. El libro que tienes entre manos es un frag­mento de este caminar acompañado. La obra sigue viva, bienvenido nuevo dialogante”, concluye Azcona.

 

El libro tiene 176 páginas + 32 páginas con fotos del viaje de Azcona a Barcelona y de sus encuentros con los diferentes dialogantes.